196 ~ CRECIMIENTO ESPIRITUAL
- Conceptos Biblicos
- 7 abr 2020
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La Biblia describe la persona que recibe a Cristo como nacido de nuevo o como un bebé. Él que nace espiritualmente tiene las mismas necesidades que un bebé recién nacido, principalmente, porque el nuevo en Cristo necesita alimentación. El creyente nuevo que está enseñado en los rudimentos de la Santa Palabra va a tener todo lo necesario para crecer y defenderse contra Satanás. La Biblia es la comida del hombre espiritual. El Espíritu Santo es el maestro y él nos convence de toda verdad. Por estudiar la Biblia crecemos en la gracia y conocimiento de Cristo. La palabra ‘Cristiano’ quiere decir que imitamos a Cristo en nuestro comportamiento. Por estudiar la Biblia y poner por obra todo lo que leemos, el Espíritu de Dios nos transforma día tras día en la imagen de Jesucristo.
II Pedro 3:18
“Más bien, creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.”
Efesios 4:11-15
“Y él mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Esto, para que ya no seamos niños, sacudidos a la deriva y llevados a dondequiera por todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar, emplean con astucia las artimañas del error; sino que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza: Cristo.”
Hebreos 5:12-13
“Debiendo ser ya maestros por el tiempo transcurrido, de nuevo tenéis necesidad de que alguien os nstruya desde los primeros rudimentos de las palabras de Dios. Habéis llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido. Pues todo el que se alimenta de leche no es capaz de entender la palabra de la justicia, porque aún es niño.”
Efesios 4:20-21
“Pero vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído y habéis sido enseñados en él, así como la verdad está en Jesús.”
I Timoteo 4:12-15
“Nadie tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo para los creyentes en palabra, en conducta, en amor, en fe y en pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, en la exhortación y en la enseñanza. No descuides el don que está en ti, que te ha sido dado por medio de profecía, con la imposición de las manos del concilio de ancianos. Dedícate a estas cosas; ocúpate en ellas, para que tu progreso sea manifiesto a todos.”
Colosenses 1:10
“para que andéis como es digno del Señor, a fin de agradarle en todo; de manera que produzcáis fruto en toda buena obra y que crezcáis en el conocimiento de Dios;”
Colosenses 2:18-19
“Nadie os prive de vuestro premio, fingiendo humildad y culto a los ángeles, haciendo alarde de lo que ha visto, vanamente hinchado por su mente carnal; y no aferrándose a la cabeza, de la cual todo el cuerpo, nutrido y unido por coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.”
I Corintios 3:2
“Os di a beber leche y no alimento sólido, porque todavía no podíais recibirlo, y ni aún ahora podéis;”
I Corintios 14:19-20 “Pero en la iglesia más quiero hablar cinco palabras con mi sentido, para que enseñe también á los otros, que diez mil palabras en lengua desconocida. Hermanos, no seáis niños en el entendimiento; más bien, sed bebés en la malicia, pero hombres maduros en el entendimiento.”
Hebreos 5:14
“Pero el alimento sólido es para los maduros, para los que por la práctica tienen los sentidos entrenados para discernir entre el bien y el mal.”
II Tesalonicenses 1:3
“Siempre debemos dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo sobremanera y abunda el amor de cada uno para con los demás;”
Mateo 16:15-17
“Les dijo: --Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondió Simón Pedro y dijo: --¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente! Entonces Jesús respondió y le dijo: --Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”
II Pedro 1:5-9; Hechos 9:22; I Tesalonicenses 4:9-10; I Tesalonicenses 3:12;
Mateo 11:25; Salmos 1:1-3; I Corintios 2:11-12; Mateo 13:10-11; I Corintios 2:9-10;
Hechos 6:7; Hechos 12:24; Hechos 19:20; II Pedro 2:2; Filipenses 1:9;
Salmos 92:12-13; Proverbios 4:18
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